Un viejo par de tortolitos, tras un momento de tierno afecto y sinceras confesiones, se tomaron de la mano y salieron del salón lateral del hotel. Descendieron al muy esperado lugar de compromiso en el piso de abajo para ser admirados por todos, dejando el campo de batalla a la siguiente oleada.
Abigail Green empujó la puerta, encontrándose con la mirada de Mona Wilde.
—Ah, Abigail... —Una voz femenina y pretenciosa captó instantáneamente la atención de todos.
Abigail se apartó, esquivando la bofetada de Mona. Miró a Rubí Green, también vestida con un traje de novia y luciendo tan encantadora como un hada, y curvó sus labios sarcásticamente.
—Abigail Green, ¿cómo puedes ser tan malvada? —Mona, sorprendida por haber fallado su bofetada, la acusó, señalando a Abigail.
Abigail sintió cómo los ojos de los que la rodeaban se concentraban en ella. Miró a Mona, quien parecía tan furiosa como alguien que descubre a un adúltero. —Oh, ¿y cómo soy malvada?