En la habitación del hospital.
Las orejas de Lincoln Green finalmente se calmaron, pero su expresión no mostraba signos de relajación.
Llevaba diez años casado con Rose Taylor; nunca esperó que las cosas llegaran a este punto, ni siquiera hace unos días.
Pero a medida que la verdad se fue desvelando lentamente, fue aún más brutal de lo que había imaginado.
Ayer, el abogado le trajo no solo pruebas de las recientes transferencias de activos de Rose Taylor, sino también pruebas de que ella había malversado fondos de la empresa para invertir en propiedades a lo largo de los años, junto con los resultados de su análisis de sangre.
Indicaba claramente que había sido envenenado de manera crónica.
Las toxinas encontradas en su sangre eran las mismas que en la medicación que Rose Taylor le había inyectado la última vez.
La diferencia era que si la dosis hubiera entrado completamente en su cuerpo la última vez, sin duda estaría muerto.