El grito de Lincoln Green, «Sal de aquí», hizo que Rose Taylor se pusiera pálida.
Finalmente comprendió que no había espacio para la reconciliación con Lincoln Green. El hombre que una vez la dejó llevar la batuta ya no existía. El actual Lincoln Green la despreciaba profundamente.
Y en la demanda de hoy, si perdía, no solo perdería su propiedad sino probablemente también su libertad.
El miedo en su corazón hizo que Rose Taylor apretara los puños y mirara al abogado caro que estaba a su lado.
—¿Tenemos una buena chance de ganar hoy?
—Bueno... —el abogado miró al equipo legal de Piers, luciendo preocupado—. Haremos nuestro mejor esfuerzo.
Al escuchar la respuesta del abogado, Rose Taylor sintió un escalofrío recorrer su corazón y miró hacia una esquina de la sala del tribunal.
Un hombre alto y delgado con un uniforme judicial, usando un sombrero, bajó la cabeza y caminó hacia Lincoln Green.