Al escuchar esto, los ojos de Xue Qi se ensancharon.
—¡Dios mío! ¿De verdad?
—Sí —Qin Fengyang asintió—. Sabes que nunca miento.
Xue Qi tragó saliva, luego preguntó, —¿A quién le gusta Lin Wu?
—No puedo decirte eso.
Era una cosa que él lo dijera por sí mismo, otra completamente diferente que Lin Wu lo expresara por su cuenta.
Terminando su pensamiento, Qin Fengyang miró hacia Xue Qi y susurró misteriosamente, —Lo sabrás algún día.
Xue Qi sintió como si un gato arañara su corazón, tragando de nuevo, —El chico que le gusta a Lin la Gran Belleza debe ser un chico fuera de lo común.
Qin Fengyang no respondió, solo la esquina de su boca se curvó en una leve sonrisa.
Los dos charlaron mientras caminaban.
Acercándose al cruce de caminos, Xue Qi de repente pareció recordar algo y continuó, —Qin Fengyang, mañana es tu cumpleaños, ¿qué regalo te gustaría?
—Cualquier cosa —dijo Qin Fengyang.
Xue Qi asintió, —¡Está bien entonces! Me voy primero, nos vemos.