—Por supuesto, negué todo vehementemente —dijo Qin Yize con voz profunda—, pero solo era sospecha, no había otra evidencia.
Sin embargo, las siguientes palabras no eran adecuadas para que Gu Qiaoqiao las escuchara. Y todo era como mirar flores en la niebla, solo podía investigarse poco a poco. En este momento, Gu Qiaoqiao entendió un poco por qué Lin Qinghuan la miraba con esos ojos. Era porque Qin Yize ya no la consideraba una amiga. No sabía qué habían discutido Lin Qinghuan y Qin Yize en ese momento.
—Es tan bella, ¿no sentiste nada por ella? —preguntó de repente Gu Qiaoqiao con seriedad.
Qin Yize miró el rostro alzado de Gu Qiaoqiao, deseando realmente besar su fragancia, pero tuvo que contenerse, y también sintió que esto era una oportunidad. Una oportunidad para analizar sus propios sentimientos.
Su mirada estaba enfocada, su ademán serio, sus palabras tiernas: —La belleza la defino yo, como tú, Qiaoqiao, en mis ojos, eres la más hermosa del mundo...