—Hoy, todavía se las da de grandiosa y poderosa. ¿A quién intenta impresionar?
—¡Exactamente! Ya es la enemiga pública de toda la escuela. Esos chicos ya no la protegen.
—Si fuera yo, estaría escondiéndome muy lejos ya. Qué audaz ella de seguir mostrando su rostro.
—Todo tiene que ver con lo gruesa que es su piel. Si tienes la piel lo suficientemente gruesa, no hay nada que no te atrevas a hacer.
Sus voces no eran silenciosas. Todos los que pasaban podían oír, y Qin Churou también. Cada palabra de su conversación le llegaba claramente a sus oídos.
El cuerpo de Qin Churou temblaba de ira.
Los demás a su alrededor le lanzaban miradas burlonas, su desdén evidente.
Qin Churou mordió su labio, hirviendo de ira. —Cuiden sus sucias lenguas. No hablen como viejas cotillas.
Las dos chicas no tenían ni un poco de miedo de Qin Churou.
Inmediatamente empezaron a burlarse.