Una sensación de temor había estado pesando mucho en el corazón de Shen Jiayue.
Cuando se topó con la publicación en Weibo, su corazón dio un vuelco. ¿De qué demonios se trataba esto?
Hizo clic para verla, y los ojos de Shen Jiayue se abrieron de sorpresa. ¿Cómo consiguió Qin Sheng este video? ¿Cómo podía haber vigilancia en el auditorio?
Debajo de la publicación había una larga cadena de insultos dirigidos a ella, así como varias especulaciones sobre ella y Zhao Xiang.
Sus manos temblaban incontrolablemente.
En pánico, apagó su teléfono.
Todo se había acabado. La habían descubierto.
Sin prestar atención a las miradas extrañas que le dirigían los estudiantes a su alrededor, salió corriendo del aula tan pronto como sonó el timbre, y se dirigió directamente hacia Zhao Xiang.
Zhao Xiang, que tenía solo una clase esa mañana y estaba empacando sus libros para irse, acababa de terminar cuando Shen Jiayue irrumpió en el aula.
—¡Xiangxiang! —llamó Shen Jiayue, con voz ansiosa.