Difícil de Creer

—Hola a todos, mi nombre es Qin Sheng, y soy una estudiante de primer año en la Universidad Imperial...

La voz de Qin Sheng era lenta, careciendo de la cadencia dramática que otros oradores solían emplear.

Su discurso era formal, pero su voz fluía como un arroyo suave, tranquilizadora y calmada, entrando gradualmente en los corazones de sus oyentes. Antes de darse cuenta, se encontraban perdidos en la melodía de su tono.

Todo el salón estaba en silencio, nadie distraído ni adormilado.

Qin Sheng no había traído ninguna nota escrita para su discurso. Solo había leído el contenido una vez antes, sin embargo, recitó cada palabra a la perfección.

Cuando pasaron cuatro minutos, no había cometido un solo error.

Los destellos de cámaras iluminaban su presencia.

Los reporteros instaron a los fotógrafos:

—Asegúrense de tomar una buena foto.

Un reportero no pudo evitar exclamar con admiración: