—¿Por qué estás llorando? —le recordó ella dándole unas palmaditas a su hermano suavemente—. Mira adentro.
En la mesa baja de la sala de estar, había dulces de cacahuete, galletas con letras, caramelos crujientes y otros bocadillos, que se veían muy tentadores.
Las lágrimas de Su Li continuaban fluyendo, y él exclamó:
—Ella no huyó. Solo se llevó a su hermana.
Su Bing se llevó la mano a la cara, dándose cuenta de que Su Li no estaba pensando.
Pero antes de que pudiera intervenir, escuchó sonidos balbuceantes y vio a Gu Zi bajando las escaleras, cargando a Su Le.
Su Li contuvo sus palabras sobre cambiar a su hermana por bocadillos.
Su Bing sacudió la cabeza y agarró su mochila escolar para empezar su tarea.
Gu Zi, al notar la mochila desgastada de Su Li, recordó algo y le llamó:
—Espera aquí.
Colocó a Su Le frente a Su Bing y dijo:
—Cuida de tu hermana por ahora.
Gu Zi se giró y subió las escaleras. Su Li miró a Su Bing y dijo: