Un atisbo de preocupación se reflejó en los agudos ojos negros de Su Shen. Abrazó a su esposa, diciéndole —No eres tonta. Tu inocencia y bondad son lo que te hacen capaz de amar.
Gong Zhan fue su primer amor. El amor de una chica en su edad más inocente debe ser genuino. Aquellos que carecen de bondad no pueden experimentar el verdadero amor. Aunque Su Shen sentía cierto celos del lugar que Gong Zhan ocupaba en el corazón de su esposa, no la culpaba. Al contrario, esto le hacía apreciarla y amarla aún más.
No podía imaginar el dolor y la desesperación que esta chica debió haber sentido cuando tuvo que dejar al que amaba para casarse con él. Además, estaba seguro de que Gu Zi no era el tipo de mujer que se quedaría enganchada a un ex amante. Al menos, una vez que había decidido casarse con él, Gu Zi había dejado de enredarse con Gong Zhan. Había cortado limpiamente todos los lazos. Sabiendo que ella podía hacer esto, Su Shen apreciaba profundamente el valor de esta chica.