Andonara apretó todo su cuerpo contra el de Roland, con las mejillas sonrojadas e irradiando alegría. Se veía increíblemente feliz.
En ese momento, un hombre parecido a un Guerrero pasó por al lado de Roland, fingiendo escupir mientras caminaba junto a él. —Tui, consíganse una maldita habitación.
Hablaba en chino.
Tras el hombre, pasaron otros tres Guerreros, que también fingieron escupir con un tui y caminaron más allá de los dos.
En unos momentos, no quedaban extraños en el jardín.
Andonara abrazó el brazo de Roland, sonriendo y sin querer soltarse, aunque Roland tiró ligeramente unas cuantas veces... La fuerza de un Mago era bastante mayor que la de una persona promedio, pero no se podía comparar con la de un Guerrero.
De vuelta en su habitación, Roland se sentó en un banco para descansar.
Los jugadores no necesitaban dormir. Mientras no ejercitaran intensamente, podían recuperar rápidamente su fuerza.