—¿Qué te pasa? —Mirna estaba desconcertada por la mirada de Roland.
No era que la mirada de Roland fuera agresiva, los drow nunca tenían miedo a miradas lascivas o miradas intensas; más bien, les gustaba siempre y cuando los hombres que las miraban no fueran demasiado feos o repugnantes.
En este momento, los ojos de Roland tenían un tono de escrutinio, por lo que Mirna se sintió un poco asustada.
—Nada —Roland retiró su mirada.
La ropa de Mirna era bastante reveladora, daba a las personas una impresión salvaje y descubierta, especialmente después de haber entrado en el pozo y quitarse la capa negra. Sus curvas eran finas y firmes, haciéndola ver extremadamente atractiva.
Roland también estaba un poco excitado, pero eso era solo una reacción instintiva de su cuerpo.
Sin embargo, su espíritu no fluctuaba en absoluto.
De hecho, esto era lo que tenía que suceder cuando el poder mental de un Mago era fuerte hasta cierto grado.