Las carretas avanzaron hacia su destino.
Las condiciones de la carretera eran muy malas. Después de una noche entera de tormentas, el camino se volvió fangoso y irregular.
Al principio, Roland había aplanado el camino con Barro a Piedra, pero conforme se acercaban a su destino, su velocidad disminuyó porque Roland se quedó sin mana.
A diferencia de la competencia con la vampira la noche anterior, reparar la carretera a gran escala era mucho más costoso. Si se hablaba en términos metafóricos, había rociado agua con una diminuta tubería la noche pasada pero ahora la estaba desatando con un hidrante.
Viendo su mana, reducido a su último tercio, y luego el camino lleno de baches por delante, Roland se rindió.
Mejor se tomarían su tiempo.
Supuestamente, el destino estaba a solo cuarenta kilómetros, pero solo habían cubierto treinta kilómetros después de cinco horas.
Tuvieron que descansar en un bosque próximo a la carretera.