—Ahora sé quién es —el vampiro soleado sonrió amargamente—. Si no me equivoco, el hombre debe ser Roland, conocido como el Mago más fuerte entre los Hijos Dorados.
Christina, en su versión de niña pequeña, frunció el ceño.
—¿Qué hace a este compatriota tuyo el Mago más fuerte? —preguntó Bruce.
—Es más fuerte que todos los otros Hijos Dorados que son Magos —explicó el vampiro soleado—. Solo hemos estado en este mundo durante un año, y ya se ha convertido en un Mago de Élite. Más importante aún, puede modificar hechizos. Sus modificaciones son notables.
Los ojos de Christina brillaron.
—¿La bola de fuego asombrosamente poderosa es su modificación?
—Sí. Esa es su habilidad definitiva —el vampiro soleado preguntó a su vez—. ¿Lo viste lanzar el hechizo?
Christina asintió.
—Pero no esperábamos que fuera tan poderoso.
—¿Cuánto tiempo cargó el hechizo?
—Unos cinco segundos —dijo Christina.
—Cinco segundos —el vampiro soleado sacudió la cabeza—. Ahora es aún más fuerte.