Indignante

Una columna redonda de cien metros de altura no era exactamente impresionante en la realidad, pero en este mundo, podría considerarse un edificio gigantesco.

La muralla de la ciudad solo tenía treinta metros de altura, así que cuando la columna fue erigida, muchas personas en la ciudad la notaron. Sus exclamaciones atrajeron la atención de otros, y después de varios minutos, todos habían visto la columna que apareció de la nada.

La sorpresa y la inquietud se proliferaban.

Nadie sabía para qué servía. ¿Y si fuera una torre para arqueros?

Pensamientos similares surgían en las mentes de muchas personas.

Unos minutos antes, el alcalde de Ciudad de Encart estaba hablando con Redding en su camino.

—¿Por qué te retiraste justo ahora? —preguntó el alcalde, confundido—. ¿Es bueno el joven llamado Roland?

Redding asintió y dijo: