—Por lo que he escuchado, esa espada parece ser algo increíble. ¿Por qué no la sacaste? —preguntó Roland con curiosidad—. ¿No es el sueño de todo Guerrero llevar un arma maravillosa?
—Lo había informado al gremio y esperaba que alguien se uniera a nosotros para sacar esa espada, ya que los lugares donde las espadas están selladas suelen estar custodiados por criaturas poderosas. Pero mi gremio ya no existe —dijo Halcón con una sonrisa amarga.
—Halcón estaba claramente desorientado. Parecía haber perdido su propósito y sus ambiciones.
—Se veía como una persona totalmente distinta del "loco" que destruyó a una pequeña familia insignificante al costo de infinitas muertes.
—Roland simpatizaba con él.
—Sabía que Halcón había sido miembro de Alas de Plata desde su primer año en la universidad, y que siempre había sido miembro de ese gremio en todos los juegos. Habían pasado siete años. ¿Cuántos siete años puede tener una persona en su propia vida?