No quiero causar malentendidos

—¿Falken, eres tú?

La sorpresa de Roland era comprensible. Él personalmente vio a Falken fallecer, y su alma rejuvenecida llevada al Paraíso de la Vida.

Falken se abrió paso entre la multitud y miró a Roland con sorpresa. —¿Por qué estás aquí? ¿Tú también estás muerto?

Luego sacudió la cabeza. —Espera. No eres un creyente de nuestra diosa. ¿Cómo terminaste aquí?

No fue hasta este momento que Roland se dio cuenta de que todos aquí eran translúcidos y emitían un brillo marfil, excepto él. Él también era translúcido, pero no emanaba luz.

Entonces, un pensamiento loco apareció en su mente. —Falken, ¿es este lugar el Paraíso de la Vida?

Falken asintió. Parecía mucho más fuerte como joven.

Abrazó a Roland y sonrió. —No importa cómo llegaste aquí, estoy realmente feliz de verte de nuevo.

Al ver que Falken conocía al extraño, las almas alrededor de Roland se dispersaron.