Nada Modesto

Ye Futian dejó escapar una sonrisa luminosa y miró en silencio a la chica frente a él, observando detenidamente su belleza. Y Hua Jieyu hizo lo mismo con él. Los dos se miraban el uno al otro con sonrisas que llegaban a sus ojos. La timidez en sus ojos se hizo más evidente, pero la gentil sonrisa nunca abandonó su rostro.

—¿Por qué me miras así? —Su voz era suave. En los oídos de Ye Futian, sus palabras eran coquetas. Ella desvió la mirada ligeramente, pero seguía siendo cautivadora como siempre.

—Mi esposa se ha vuelto aún más hermosa —Ye Futian sonrió. Tan pronto como habló, todas las chicas alrededor comenzaron a reír entre dientes.

—¿Quién es tu esposa? —Hua Jieyu bajó la cabeza ante sus palabras, una expresión tímida en su cara. ¡Muchas de sus hermanas mayores estaban mirando! ¿Cómo podía ser este chico tan descarado?