El poder del horno permaneció igual, pero la luz de las entidades celestiales detrás de Ye Futian se desvaneció gradualmente. El entorno enloquecido gradualmente volvió a su estado de tranquilidad habitual. Zhuge Xing levantó la cabeza para mirar a Ye Futian. Sus ojos hablaban de una inmensa vergüenza.
Había perdido la batalla.
Ye Futian permanecía en el aire, mirando hacia abajo a Zhuge Xing. Parecía que llevaba una sonrisa en su rostro, y su expresión era más arrogante que nunca.
—¿Admites la derrota? —había una clara sonrisa sarcástica en su rostro—. Pensé que eras todo pomposo y lleno de ti mismo, y ahora admites la derrota al luchar con un noble de grado nueve? Zhuge Xing, ¿eso es todo lo que tienes?
Zhuge Xing apretó los puños y las chispas chisporroteaban a su alrededor. Estaba enfurecido y sentía una inmensa humillación, pero el hecho era que había perdido. Innumerables ojos estaban sobre él, y nunca se había sentido tan avergonzado en su vida.