—¿Subterráneo? —Talia parpadeó, confundida—. No hay área subterránea en esta isla... al menos no descubierta aún.
—Entonces, ¿consiguió una área secreta gracias a su invocación así de simple? —Eliara estaba un poco sin palabras.
—Bueno entonces, puedes ir a buscarlo, Sylvia. Los demás, muévanse y tráiganme a los monstruos. Necesito espíritus —dijo Almond sonriendo.
—Ahora, podemos abrir el cofre —dijo Almond mientras presionaba el cofre.
—¡Espera! —gritó Natalia—. No hemos decidido quién lo abrirá.
—Buen punto —Marcus miró a Almond.
—Dados —sonrió Maya.
—Dados —rió entre dientes Lily.
—Umu —asintió Natalia con una sonrisa de suficiencia—. Salvé el día.
—Oye, yo también participaré —los ojos de Kira brillaron—. Después de todo, les retuve.
—No, no en esto —resopló Natalia—. Esto es lo que ganamos, y casi morimos, ¿sabes?
—No nosotros, sino Almond, quien asumió los riesgos —pinchó a Natalia Marcus de nuevo.