Un puñetazo de cristal dimensional color lapislázuli. El puñetazo no era materia sólida. Tampoco era un poder elemental de cristal.
Simplemente parecía etéreo, con una textura de cristal micro-vidrioso que lo hacía ver dimensionalmente misterioso.
Este puñetazo golpeó la Catástrofe Revelada de Almend—el corte destructivo abrumador del vacío y…
*¡Crack...Shatter!*
El corte catastrófico se hizo añicos como si un elefante lo hubiera pisoteado.
—Maldición, ¿esto también? —chasqueó la lengua Almend—. El poder de tu Rompe Hechizos es una locura.
—Tú maldito crío… —El Almirante Rudra se secó el sudor de la frente—. Me hiciste ponerme serio con esta mierda. Tengo más estadísticas y dominio en todo, así que claro, puedo destrozar ese ataque también, eso ya estaba dado en mi punto de vista, pero este ataque tuyo es jodidamente loco.
—Y tu poder de robar estadísticas encima de eso… sí, ahora sé exactamente cómo planear nuestro tablero de juego.