—¡Almond, tú puedes hacerlo! —gritó Natalia—. Haciendo que de repente todos se quedaran en silencio mientras miraban a Almond—. ¡Sé que puedes!
—Todos, cállense y déjenlo concentrarse —dijo Lily—, sus ojos intensamente puestos en Almond, llenos de 100% confianza en él.
—Cariño, si hay alguien que creo que es un genio, eres tú.
—Si hay alguien que creo que es el más trabajador y que hace esfuerzos locos sin importar el dolor o la dificultad, eres tú.
—Si pones tus ojos en algo, nada puede detenerte. Ningún poder en este universo debe impedirte alcanzar el resultado que deseas y trabajar por él.
—Rompe tu límite y muéstrame tu brillantez para que también pueda esforzarme por mi brillantez estando justo a tu lado.
—Te creo, cariño, el que tiene la espada que puede cortarlo todo —Lily sonrió.
Almond miró a Lily mientras escuchaba sus palabras y apretó fuertemente el mango de su espada mientras asentía.
Su mente se volvió serena y su enfoque se intensificó.