Tres días después.
En el vasto mundo de la Segunda Capa, un nombre estaba grabado en la venganza.
Casa de Regalon.
A través de pantallas celestiales, proyecciones astrales, tabletas flotantes sintonizadas con Prana, y orbes de espejos etéreos, las imágenes se difundieron como un reguero de pólvora, innegables y viscerales.
No había posibilidad de suprimirlo. Almond se aseguró de ello. No solo reveló la verdad, hizo que todo el cosmos la saboreara. Lo vieron. La Proyección de Prana.
Las icónicas palabras de Bryan: «...Encontré algo divertido.»
El crimen. El bar. La risa de Natalia destrozada por puños empapados en sangre. El grito de Kira. Rompedores Sombríos y Locos Nueces descendiendo como bestias.
Entonces vino la retribución.
Ojos etéreos y silenciosos brillando con ira divina mientras Almond aplastaba la cabeza de Bryan. Una y otra vez.
Las regeneraciones. Los gritos. El silencio vacío que siguió cuando la mente de Bryan se fragmentó.