Sencillo

Sylas de repente recordó algo. Cuando entró por primera vez, decía que el límite de entrada era de tres. Había pensado que tal vez después de que él entrara, la entrada se cerraría de todos modos. Los otros requisitos eran sólo sugerencias, por lo que pensó que la entrada desaparecería después de que él entrara.

Parecía que había hecho una suposición incorrecta.

—Dos personas entraron después de mí —la mirada de Sylas se estrechó.

Varias preguntas surgieron en su cabeza, pero la principal de ellas era: si los mataba, ¿se abriría de nuevo el límite de entrada para que más personas pudieran entrar? Eso podría ser más problema de lo que valía la pena.

Pero los secuaces aquí también eran muy valiosos para él.