—Éter se acumulaba hacia Sylas en un torrente. Su visión parecía estallar con colores, y de repente, la noche oscura era casi tan clara como el día.
—El dolor fue relegado al fondo de su mente, y él se rodó hacia un lado, su enfoque sin precedentes mientras tejía su camino fuera del alcance de otro golpe de espada.
—Podía sentir cada fibra de su cuerpo siendo flexionada al extremo.
—En ese momento, entró en un estado de enfoque sin precedentes donde su mente y su cuerpo realmente parecían ser uno. No era que su mente se estuviera controlando tan perfectamente como antes, sino que cada comando se ejecutaba con la más perfecta precisión, haciendo que pareciera que sus extremidades estaban siendo controladas por mentes separadas.
—Y justo entonces, lo estaban.