—Solo estoy aquí para ver la emoción, cualquier jade de espíritu de dao que quieras competir, adelante, no tiene nada que ver conmigo.
Ji Yutian respondió calmadamente, su voz resonando entre el cielo y el mar, provocando que las carcajadas del roc negro en el que montaba siguieran el mismo tono.
De repente surgió una ráfaga de viento, y el roc negro aleteó sus alas, desapareciendo rápidamente en el horizonte.
Ji Yutian no instó a su montura a acelerar, aún mirando indiferentemente hacia la distancia.
El firmamento detrás de él comenzó a cambiar de color mientras se reunían nubes de tormenta y avanzaban cargadas de inmenso Poder Celestial, como si se acercara una tormenta.
...
El tiempo seguía pasando, y el evento de Kunlun se acercaba cada vez más. Cada vez más criaturas rodeaban Kunlun, y varias potencias se estacionaban en diferentes áreas. Su cultivo allí también impulsaba el destino del Continente del Emperador Humano.