Capítulo 4: Ecos de la Victoria
El silencio en el salón de entrenamiento era casi tan pesado como la arena negra sobre la que se erguía el Equipo 7.
Habían ganado.
Contra todo pronóstico, contra la burla de los demás estudiantes, contra el destino que parecía haberse reído en sus caras al agruparlos juntos… habían ganado.
Rex fue el primero en romper el silencio con una carcajada fuerte y victoriosa.
—¡JA! ¡¿Vieron eso?! ¡Díganme que vieron eso!
Selene se estiró con aire despreocupado, sacudiéndose un poco el polvo de su ropa.
—Oh, sí. Me encantó la parte donde los dejamos en ridículo.
Morgana pasó los dedos por su cabello negro, con una sonrisa arrogante en los labios.
—No esperaba menos. Aunque admito que fue… entretenido.
Mientras tanto, en el otro lado del círculo de combate, Lucian Dracul y los otros miembros del Equipo 1 se ponían de pie con dificultad. Sus rostros estaban llenos de incredulidad y frustración.
—Esto… fue solo suerte— gruñó Lucian, con los colmillos expuestos.
Vlad lo observó con una mirada afilada.
—¿Suerte? No confundas suerte con habilidad, Dracul.
El vampiro chasqueó la lengua y apartó la mirada, claramente humillado.
El profesor esqueleto carraspeó (o al menos hizo el sonido más parecido que podía hacer sin pulmones).
—Bien. Una victoria limpia. Parece que el Equipo 7 no es una pérdida de espacio después de todo.
Múltiples murmullos recorrieron el público. Algunos miraban al equipo con una mezcla de sorpresa y respeto. Otros con resentimiento.
Pero el mensaje era claro: habían dejado de ser los "desafortunados" para convertirse en algo que valía la pena observar.
Reacciones y Consecuencias
Cuando salieron del salón, todavía podían sentir las miradas sobre ellos. Luna flotaba con su habitual expresión indiferente, pero sus ojos brillaban con diversión.
—No me gusta la atención, pero… esto es divertido.
Naga, caminando con los brazos cruzados, suspiró.
—Ahora nos hemos ganado enemigos.
—Como si no los tuviéramos desde el inicio— respondió Grimm, con voz tranquila.
Vlad sonrió con satisfacción.
—Eso es algo bueno. Un enemigo es solo una persona que reconoce tu existencia… y te teme.
Morgana chasqueó los dedos y una pequeña flama morada danzó sobre su palma.
—Lo importante es que esto nos dio un nuevo estatus. Ya no somos "el grupo de los rechazados".
—Nah, claro que seguimos siéndolo— intervino Rex con una gran sonrisa. —La diferencia es que ahora los rechazados son fuertes.
Selene rió suavemente.
—Me encanta cuando el caos trabaja a nuestro favor.
De repente, un grupo de estudiantes se acercó. No parecían hostiles, pero su actitud no era precisamente amistosa.
Uno de ellos, un cíclope con el uniforme del Equipo 3, los miró con los brazos cruzados.
—Ustedes… no están mal.
Rex parpadeó.
—¿Eh?
—No malinterpreten— continuó el cíclope. —Aún no creo que sean la gran cosa. Pero lograr vencer al Equipo 1 en su primer combate… eso es impresionante.
Morgana levantó una ceja.
—¿Y qué se supone que significa eso?
Otra estudiante, una chica de piel azulada y ojos reptilianos, sonrió con malicia.
—Significa que ahora todos los equipos van a querer probarse contra ustedes.
Selene se llevó una mano al pecho y fingió estar sorprendida.
—¿Nos están diciendo que nos hemos convertido en el objetivo de la academia? ¡Qué horror!
Grimm soltó un leve gruñido.
—Eso significa más peleas.
Luna flotó a su lado y le dio una palmada en el hombro.
—Lo cual significa más trabajo.
Naga suspiró.
—Lo cual significa más problemas.
Vlad, en cambio, sonrió con confianza.
—Lo cual significa que nuestra reputación seguirá creciendo.
El grupo del Equipo 3 se rió y se alejó, pero no sin antes dejar una última advertencia.
—Disfruten su victoria. Pronto les tocará probar qué tan buenos son de verdad.
Reunión en la Sala Común
Esa noche, el Equipo 7 se reunió en su dormitorio. Había una energía extraña en el aire, una mezcla de emoción y tensión.
Rex, con un gran trozo de carne en la mano, habló con la boca llena.
—Así que… ahora todos nos tienen en la mira, ¿eh?
Morgana, sentada en una silla levitando con un hechizo, giró los ojos.
—Es lo que pasa cuando eres demasiado bueno en algo.
—O cuando llamas demasiado la atención— agregó Naga, apoyándose contra una pared.
Grimm, que se encontraba afilando una cuchilla, habló con calma.
—No importa. Si vienen por nosotros, responderemos.
Vlad se inclinó hacia adelante, con los dedos entrelazados.
—Debemos ser estratégicos. Nuestra victoria fue importante, pero no significa que se repetirá con facilidad.
Luna bostezó.
—Entonces, ¿cuál es el plan?
Selene sonrió.
—Divertirnos.
El grupo se quedó en silencio por un momento… y luego todos empezaron a reír.
Tal vez aún eran un desastre de equipo. Tal vez la academia entera quería verlos caer.
Pero algo era seguro: estaban juntos en esto.
Y eso… eso los hacía peligrosos.
FIN DEL CAPÍTULO 4