El viento soplaba suavemente sobre los campos de la Nación de la Tierra. En una pequeña aldea agricola, lejos de las aldeas ninja y de la politica de los grandes líderes, un niño crecia sin conocer el destino que lo esperaba. No era un prodigio ni descendiente de un linaje prestigioso, solo un simple aldeano que trabajaba la tierra con sus propias manos.