Cavern ecology

Uno tenía que ser un macho, mientras que la otra, por sus características anatómicas (tenía tetas, pequeñas pero tetas), era una hembra. El primero iba armado con un cuchillo largo; no era una espada, ni siquiera corta, pero tampoco era del tamaño de un cuchillo normal. La segunda iba armada con una especie de martillo que sostenía con ambas manos (un palo largo con una piedra al final).

Ikky miró hacia el túnel; a pesar de su pequeño tamaño, no podían rodearle. Se agachó como en el combate con las ratas, y esperó.

La lanza fue lanzada hacia adelante tan pronto como el primero estuvo a distancia, pero le esquivó con la lanza pasando ineficazmente por encima del hombro del goblin. Con su lado izquierdo cubierto por el escudo, el goblin se fue a la derecha y apuñaló en el hueco que estaba menos protegido.

Ikky movió el escudo para bloquear, pero de esta manera, dejó su lanza inmovilizada contra la roca. El golpe del martillo resonó contra el escudo, y el chico dió un paso atrás. Retrócedió un poco y arrastró la lanza hacia atrás, y al no tener mucho ángulo ni posibilidades, atacó por encima del escudo.

El hombro de la goblin hembra fue perforado, aunque el hueso desvió la hoja hacia afuera, impidiendo que se enganchara en la lanza pero dejando su brazo inservible. El macho atacó con el cuchillo hacia la mano que sostenía la lanza, y por reflejo, Ikky soltó el arma. Antes de perder los dedos, el jugador se cubrió detrás del escudo mientras desenganchaba el hacha del cinturón.

La dinámica de una lanza y escudo, y un hacha y escudo era diferente. Si bien la primera combinación le permitía atacar sin abrir la defensa del escudo, tenía la desventaja de dejar al enemigo dentro o frente a su defensa. Con el hacha para atacar debía abrir el ángulo de su brazo del escudo para que el recorrido del hacha llegase a alcanzar al enemigo, con lo estrecho que era el pasillo solo era posible mover el arma arriba y abajo.

La técnica resultó burda y obvia, y los goblins leyeron los movimientos de Ikky y retrocedieron un par de pasos. Habían llegado a un empate; no podían alcanzarle, pero o Ikky no podía golpearlos o tenía que retroceder y cerrar la defensa a mitad del ataque para evitar ser herido.

Sin embargo, con mayor tamaño y mayor fuerza, aunque semiagachado para estar a la altura de los monstruos, a Ikky le quedaba una opción: derribarlos con el escudo y atacarles en ese momento. La carga hacia adelante del jugador terminó con la goblin hembra sorprendida tirada por el suelo; sin embargo, su compañero retrocedió a tiempo, lo que le permitió hacer un corte en el brazo del jugador con su largo cuchillo.

No fue una herida impeditiba; no fue horrible, pero dolió y escoció. Un corte limpio desde el codo hasta la mitad del brazo, superficial quizás pero de haber estado en la vida real se habría ido al hospital a que le cosieran sin dudarlo.

Ikky Pisó el pecho de la hembra para inmovilizarla y le aplastó la cabeza con la parte inferior del escudo. El macho entendió que no podía ganar ante el invasor, así que tirando sus armas giró en redondo y salió huyendo.

Cuando en una película se lanza un hacha, vemos una escena gloriosa donde el hacha sale en círculos perfectos y se clava en la espalda de la persona que huye, derribándolo. La realidad fue igual de efectiva pero más dura; El hacha salió con la parte del peso al frente pero no con el filo, y no le dió en la espalda; le dió en el trasero, haciéndolo caer de cara con la mala suerte de que se apuñalara con su propio cuchillo en la caída.

Ikky se aseguró de que estuvieran muertos; esta vez no escondió los cadáveres; era inútil con un goblin huyendo que seguramente habría dado la alarma. Pablo tomó aliento y viendo que no se escuchaban pasos buscó por si había algo en sus cuerpos. La goblin hembra llevaba un collar hecho de dientes afilados, tan grande como un meñique y estrecho como una aguja (había más razas y seres en esta mazmorra), y el macho llevaba una tosca bolsa con unos cuantos hongos luminiscentes casi extinguidos... Más probablemente, eran comestibles, o los usaban para alumbrarse en los pasillos más oscuros.

Now I could analyze the difficulty of facing the goblins. Since frontal opposition was out of the question, it was easier to hunt them one by one. This group fight had shown that even if they were weak opponents, if they were not taken by surprise, they could still hurt him.

Every hole, and every corner, became a hiding place for Ikky. The first groups of 3 and 2 gave him a bit of a fight, although he had always managed to surprise and suppress or directly kill one of the attackers, to make it easier for him with the others.

At one of the forks, he found a raised ledge that looked out onto a larger cavern, illuminated with large mushrooms, a bonfire, and around 22 large tents. Many goblins were running, eating, and screaming, and only a few were patrolling. There were no more than 40 of them, and although they were few compared to the thousands of rats, they were not monsters that easy to kill in a confrontation or open war, and if they surrounded him he would be lost.

He continued killing and hiding as he went down and explored. Of the dead he had scattered along the way, he found few useful things: a small water skin, more mushrooms, a dagger of more elaborate manufacture (not like the goblin knives).

Discarding some tunnels that looked like other latrines or cesspools, and others that led nowhere, he left only two ascending tunnels that flowed in the opposite direction to the cavern unexplored, and with them in mind, he continued forward.

The path widened as a sharp turn to the left came up. Taking cover behind some stones, Ikky looked out.

A barricade with five goblins was waiting for him; from their attitude and the fact that they were looking towards the tunnel, it seemed that they were waiting for the previous patrols to arrive. That area would be very difficult to conquer in a frontal attack.

Ikky began to think about the other options he had left to continue advancing.

The drop from the ledge was too high, and landing, no matter how soft, would just throw the whole cave on top of him... The barricade was out of the question... He had to provoke them into coming to the tunnels.

But until he had an idea of ​​how to get there safely, it was best to explore. The first tunnel up was narrow, and ascending from what the player said, it had about two hundred natural steps in the stone. From that point on, the sound of flowing water sounded further ahead. The cavity was about 5 meters in diameter, and from the far wall a stream of water fell, forming a small pond on the floor a couple of meters wide.

Thanks to the humidity, this entire room was very well lit by numerous glowing mushrooms.

From the number of footprints there were, it was clear that it was an area heavily traveled by goblins. It was probably the colony's water source. Ikky drank and filled the waterskin.

At that moment he noticed, among the goblin tracks there was another one from an animal. It was a large animal, a pair of feline tracks with more than 16 centimeters of footprint and a possible distance of almost five feet between the paws.

He checked the entire area, and as soon as he saw the feline tracks of other animals, he could almost guarantee that there were two adults, one larger than the other, and at least two smaller felines.