Tanto Kent como la Torre se quedaron perplejos por el giro de los acontecimientos.
Acababan de hacer planes para que Kent creciera más rápido y dejara un mundo al borde de ser invadido por la Raza del Apocalipsis.
En lugar de que ese plan procediera sin problemas, el Universo decidió lanzar una llave inglesa en la maquinaria. Ahora, solo tenía cinco días para decidir qué hacer a continuación.
—Torre, esto es malo, ¿verdad? —preguntó Kent.
—En efecto, maestro. Las cosas acaban de tomar un giro oscuro hacia lo peor. —La Torre no endulzó sus palabras.
Kent estaba, como dirían la mayoría, jodidamente fastidiado.