Final del Día Uno

Maestra Mara observaba a Kent como si hubiera visto la raza más rara en existencia. Las acciones de Kent simplemente la desconcertaban...

—¿Sabes que vendrán por ti después de la subasta? —dijo, mirando al mocoso sonriente que acababa de enfadar a toda una subasta de gente rica y poderosa.

—Podrías haberles dejado el mineral. ¿Por qué llegar a este extremo? —preguntó, y Kent sonrió.

—Lo necesito más que ellos —respondió Kent, manteniendo aún su compostura.

—¿Para qué diablos necesitas un meteorito? Teniendo en cuenta que la última vez que lo verifiqué, no eres herrero —preguntó de nuevo, sin entender cómo Kent podía ser tan temerario.