Después de años de maldades, la leyenda del malvado Maestro de Secta había terminado. Sin embargo, el dolor que dejó no era algo que pudiera desaparecer en un día. El trauma, el dolor, los recuerdos: estas no eran cosas que pudieran borrarse fácilmente. Pero lo más importante, que era el propio Maestro de Secta, había sido solucionado, gracias a que las brujas hicieron todo lo posible para asegurarse de que fuera enviado de la manera más agonizante posible. Ingrid, Neomi, Lilian y Unity fueron muy minuciosas con su asesinato, por lo que no había forma de que tal maldad encontrara su camino de regreso. Ahora, el legado del malvado Maestro de Secta permanecería para siempre dentro del Vacío. Kent, que solo podía suspirar después de ver lo que habían hecho las damas, se giró y enfrentó la gran extensión de mar que se extendía más allá del límite de su mirada.
—Entonces, este es el Mar Oscuro —dijo, ya esperando el momento en que lo cruzaría y presenciaría sus peligros.