Jest se despertó en un suelo de cristal.
En el momento en que sus ojos se ajustaron, logró captar su entorno, y era el de un ambiente sereno lleno de una energía poderosa que reconoció de inmediato.
«Intención de la Espada, Qi de la Espada, y otra más...». Intentó comprender esa otra energía, pero no pudo. Sin embargo, solo esas dos eran suficientes para decirle que estaba dentro de un lugar con el que no se podía bromear.
Todo era cristal, y la luz que llenaba el lugar provenía de una fuente distinta, así que comenzó a seguirla. Solo le llevó unos minutos acercarse a la luz.
Sin embargo, a unos pocos kilómetros de distancia, escuchó una voz que provenía de la fuente de la luz.
—Bienvenido, esclavo.
Jest detuvo su avance y miró hacia la luz, intentando ajustar su visión para ver si podía distinguir a la entidad que habló, pero por más que lo intentó, no pudo descifrar quién era la entidad.
—¿Quién está ahí? —preguntó Jest.