Hay una cosa para asegurarle a Elaine que sus padres están a salvo y otra para volverse hacia su maestro y acusarlo de haber tomado a sus padres como rehenes. Estas dos cosas no son fáciles de decir con audacia. De un lado, Elaine acaba de ser expuesta como alguien retenida en contra de su voluntad. Luego, su maestro fue expuesto como el que hacía la retención. Él era quien se aseguraba de que la dama no tuviera ninguna voz en cómo progresaba su vida. Estos dos descubrimientos fueron hechos por un simple mocoso que sonreía como si no acabara de acusar a un Santo de la Píldora de hacer actos malvados a su discípula.
—Maestra de Píldoras Elaine, ¿es cierto que tus padres están siendo retenidos como rehenes? —preguntó alguien del público.
Elaine se volvió y miró al palco VIP donde estaba su maestro y luego de nuevo a Kent.
—Puedes responder. Tus padres ya no están en peligro, por lo que decir la verdad no les haría daño —dijo Kent.