—¡Aaaahhh!
Vexthra gemía fuerte mientras alcanzaba el clímax, aún montando a Kent como si fuera su trabajo diario.
Llevaban casi una hora en ello, pero como el dragón y la diosa se extrañaban, se tomaban su tiempo para asegurarse de que ambos disfrutaran del momento.
Entonces ella lo cabalgaba mientras Kent sostenía su trasero y continuaba amasándolo, aplicando el [Toque del Perverso Divino].
Cuanto más tiempo permanecían en los brazos del otro, más intensificaban los gemidos de Vexthra.
El pene de Kent se deslizaba dentro y fuera de ella mientras ella alcanzaba el clímax nuevamente. Después de una hora de embestidas y rebotes en su regazo, Kent se corrió, pintando su útero con su jugo caliente.
Se aseguró de que todo estuviera depositado antes de sacar, haciendo sonreír a la diosa.
—Parece que ya has roto el primer límite en ti mismo —el orgullo en su rostro y en su voz lo decía todo.