La Legión de Ira Eterna (2)

—Personalmente, creo que él es más genial que el resto —dijo Kaizo, mirando hacia el quinto portal.

Desde dentro, apareció un hombre con una cabeza similar a la de un león. Tenía un rostro ancho e intimidante con ojos llenos de intensidad primitiva.

Su cara estaba cubierta con un grueso pelaje, dándole un aspecto feroz y rudo, con una boca ancha llena de dientes afilados como cuchillas.

Su melena era un oscuro y enredado desorden de pelaje negro que corría por su espalda y cruzaba su pecho. Midiendo 7 pies de altura, su cuerpo era grande y musculoso, con hombros anchos y extremidades gruesas.

Llevaba una armadura mínima: unas pocas correas de cuero cruzaban su pecho y cintura, y pieles de animal estaban colgadas sobre sus hombros.

Sus garras eran largas y afiladas, sus brazos cubiertos de tatuajes tribales, cada marca teniendo un significado distinto. Su arma eran sus puños con garras, lo suficientemente poderosos para desgarrar piedra.