—Soleia sintió que la sumergían en agua helada. Su cuerpo temblaba de frío, pero por más que nadaba, no lograba sentirse emerger. Era como si alguien la hubiera enterrado en una avalancha y no tuviera forma de desenterrarse.
La presión la envolvía, apretando su cuerpo. Soleia intentó luchar para salir, pero sus miembros se sentían tan pesados que no podía moverlos. Su cuerpo se debilitaba y su pecho se apretaba de dolor, tenía que jadear por aire―
Solo para encontrarse cara a cara con el semblante tormentoso de Orión.
—Parpadeó débilmente, preguntándose si ya había muerto y llegado al cielo. O eso o estaba alucinando por la falta de aire. Extendió una mano débil para tocar la imagen frente a ella, quedándose inmóvil al sentir carne caliente en lugar de aire.
Vaya. Parece que después de todo no se estaba imaginando cosas. Luego recordó lo que había sucedido antes y se sobresaltó, golpeándose casi la cabeza contra el cabecero.