Faro

Los ojos de Elowyn se iluminaron con esperanza. Al mismo tiempo, Soleia miró hacia su mano ahora vacía, sintiendo de repente el frío del aire nocturno invernal en toda su plenitud. Hacía calor solo unos segundos antes, caldeado por el agarre de Orión. Pero ahora, se quedó sola una vez más, mientras Orión tendía su mano hacia Elowyn en su lugar.

Soleia no pudo evitar sentir cómo su corazón se le caía al estómago. Aun sin la influencia de la amatista, parecía que Elowyn podía atraer a Orión de vuelta a su lado con tanta facilidad. Solo una lágrima suya, un recordatorio de que estaba con su hijo, y él quedó enganchado, un marinero encantado por la melodía de una sirena.

En comparación, ¿qué tenía Soleia aparte de su matrimonio derrumbándose para mantener anclado a Orion Elsher? No estaba con su hijo, ni tenía su corazón.

Soleia justo debatía si debía retroceder y darles espacio a estas dos personas o si debía correr y gritar por ayuda a Sir Ralph, cuando Orión de repente habló.