El completo pandemónium se apoderó del lugar. Las hordas de nobles y realeza casi se pisotearon unas a otras para apartarse del camino mientras los guardias del palacio se movían para arrestar a los hombres de Orion. Sin embargo, los hombres de Orion se negaron a ir en silencio. Soleia observó con horror creciente cómo empezaban a resistirse al arresto. Alzaron sus brazos, y un fuerte estruendo llenó el aire cuando sus espadas chocaron.
Para su sorpresa, ¡había guardias que realmente se movían para arrestar a Sir Ralph!
—¿Qué están haciendo? —gritó, moviéndose hacia adelante para detenerlo antes de que pudiera controlarse. Sus hermanas le lanzaron miradas horrorizadas y rápidamente la apartaron.
—¡Esa es una pregunta que deberías hacerte tú! —exclamó Celestina, con una voz susurrante frenética—. ¿Has olvidado que técnicamente es parte del hogar del Duque?