(Joaquín observa la expresión de la cara de Raúl)
-Por tu reacción creo que es la primera vez que vienes al pueblo- (le observa por el rabillo del ojo)
-Sí, nunca tuve motivos para ir a Perro Viejo hasta ahora.
-Entonces déjame contarme la historia de la Cabaña.
Joaquín le hace señas para qué habrá la guantera, al abrirla una botella de agua asoma, Raúl abre la botella y sé la pasa para que pueda beber. Cuando termina se la vuelve a pasar, tose un poco seguidamente de mirarle.
-Comencemos la historia:
Había una vez un muchacho muy joven que le llamaremos Juan, Juan era conocido en todo el pueblo porque hacía muchos deportes, desde tenis, pádel, fútbol hasta los más extraños como la carrera del Queso.
-¿Carrera del queso?-Dice Raúl sorprendido.
-La carrera del queso consiste en tirarse por una colina persiguiendo un queso, quien lo consiga antes gana. ¿Tontería verdad?
"Y quien juega eso, para qué me quiero tirar de una colina"- Piensa Raúl intentando sacarle algo bueno a esa idea.
Bueno, como iba diciendo demasiados deportes. Un día Juan discutió con sus padres por algún motivo que se desconoce, Juan pillo una rabieta y se marchó de su casa, estuvo toda la tarde buscando un lugar donde hospedarse, pero no encontró ningún lugar.
En la noche sin un lugar a donde ir se acercó a la playa en busca del manto del mar, allí se arrepintió de todo lo que había sucedido rindiéndose de su ambición por encontrar un lugar para dormir, empezó a caminar hasta que vio una hoguera a lo lejos.
Fue a donde estaba el fuego. En la hoguera, junto al fuego, había un señor mayor con un traje de pescador y una caña a su lado. Juan le imploro al señor que por favor le dejará pasar la noche.
El pescador aceptó, pero con una condición, el pescador sabía que Juan era muy buenos en los deportes, así que le dijo "Cuando ganes una competición y quedes primero me cobraré la deuda".
Juan aceptó sin dudarlo. En la mañana siguiente no había nadie en la cabaña, solo una nota que decía: "Te puedes quedar en la cabaña todo el tiempo que quieras". Juan al principio pensaba que lo decía por cortesía, pero los días pasaron y el viejo pescador no paso a reclamar lo que era suyo. Juan vivió 5 años en la cabaña, hasta que llego el día.
El 22 de septiembre ganó un campeonato de tenis, llevándose un trofeo a casa. Su nombre empezó a darse a conocer, al día siguiente vinieron unos reporteros preguntando por el pueblo donde vivía el campeón del tenis.
Cuando supieron donde vivía fueron corriendo a buscarle, tocaron a la puerta y esta se abrió mostrando el interior de la cabaña donde no había ni un alma, no estaba ni el trofeo, lo único que había era una marca de una estrella en la pared. Los reporteros volvieron al día siguiente y al siguiente y al siguiente, pero nada desapareció.
Hace una pausa señalando con su dedo la guantera. Una vez que termino de beber, se seca los labios con la manga del chándal.
-¿Y bien? Pregunta Raúl ansioso.
-Bueno, la historia se repite, alguien se queda a dormir en la cabaña, gana la competición por la que vino y terminan desapareciendo al poco de ganar.
(Pone voz tenebrosa) Se dice que el pescador vuelve a la mañana siguiente de haber ganado para recaudar la deuda por alojarte en la cabaña.
Raúl se queda conmocionado, la historia que le acaban de relatar tiene tantas cosas que no sabe por donde empezar, en su cabeza la misma frase aparece repetidas veces, si gano la competición...
(Eso es mentira, pero y sí...) Ese pensamiento le acompaña por todo el viaje, según la historia, si consigue quedarse en la cabaña va a ganar seguro la competición pero a costa de desaparecer. Esa última frase le convence para mostrar una leve sonrisa en su rostro mientras alza la mirada a la ¿carretera?
Ya no hay carretera, lo único que alcanza a ver es un cartel con las siglas "Restaurante, la abuela".
-¡Aquí! Déjame aquí. Grita mientras señala el restaurante.
Joaquín, al oír las palabras, frena bruscamente mientras realiza una maniobra que parece que el coche solo está sosteniéndose sobre 2 ruedas.
Después de realizar el giro aparca delante del restaurante, Raúl coge la maleta mientras abre la puerta y se despide de Joaquín con un simple adiós. La historia de "miedo" lo ha emocionado tanto que abre la puerta bruscamente esperando encontrar al arrendador en una mesa esperando le. Eso sería genial si supiera quién es (Se dirige hacia la una de las camareras).
-Disculpe, ¿Hay alguien esperando a otra persona?- Pregunta tímidamente.
La mujer señala a una persona de cara muy poco amigable sentada en la esquina del local.