El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas de la habitación de Isabella, iluminando el polvo que danzaba en los rayos. El éxito de su plan con Ariana aún resonaba en su mente,como si funcionará o no aún es un misterio, pero una pregunta la carcomía: ¿por qué Ariana, una niña de doce años, arriesgaba tanto por Daniel? La admiración por la inteligencia de Ariana se mezclaba con una creciente curiosidad.
Esa tarde, Isabella buscó a Ariana en su lugar de encuentro habitual, un rincón apartado de la biblioteca. Ariana estaba allí, sentada entre los libros, su pequeña figura envuelta en un aura de concentración. Isabella se sentó a su lado, el silencio entre ellas cargado de expectativa.
"Ariana," comenzó Isabella, su voz suave pero firme, "necesito que me expliques algo. Entiendo que eres brillante, que tienes un talento increíble para la tecnología y la investigación. Pero… ¿por qué Daniel? ¿Por qué arriesgarte tanto por él?"
Ariana levantó la mirada, sus ojos claros reflejando una complejidad que no correspondía a su edad. Un ligero rubor coloreó sus mejillas. Guardó silencio por un momento, como si estuviera eligiendo sus palabras con cuidado.
"Es… complicado," dijo finalmente, su voz apenas un susurro. "No es solo por la injusticia. Es… personal."
Isabella asintió, invitándola a continuar. Ariana cerró los ojos, como si estuviera reviviendo un recuerdo. Un flash, un recuerdo fugaz, apareció en la mente de Isabella: una niña pequeña, con el mismo cabello color miel y ojos claros, corriendo asustada, perseguida por unos matones. Un joven, con una sonrisa amable y una mirada protectora, la defendía, alejándola del peligro. El joven era Daniel, tres años atrás, cuando Ariana era solo una niña.
Ariana abrió los ojos, sus pupilas brillando con una mezcla de nostalgia y afecto. "Lo conocí hace tres años," dijo, su voz ahora más firme. "Era… diferente. Me protegió. Pasó tiempo conmigo, me ayudó a superar mis miedos. Me enseñó cosas que nadie más había hecho. Fue… especial." Su voz se quebró ligeramente. "Y luego se fue. A estudiar. Pero nunca lo olvidé."
Un silencio profundo cayó entre ellas, interrumpido solo por el susurro de las páginas de los libros. Isabella comprendió. No era solo la injusticia lo que motivaba a Ariana. Era algo más profundo, un sentimiento que trascendía la amistad, un afecto que se había desarrollado en la infancia, un cariño que había florecido en secreto durante años. Un cariño que ahora la impulsaba a luchar por Daniel, a protegerlo de la misma manera que él la había protegido a ella.
Pero había algo más, un misterio que flotaba en el aire. ¿Por qué este recuerdo, este flash del pasado, se había presentado tan vívidamente en la mente de Isabella? ¿Era una simple coincidencia, o había algo más profundo, una conexión inexplicable entre ella y Ariana, entre ella y el pasado de Ariana y Daniel? La respuesta, Isabella lo sabía, estaba aún por descubrirse. La lucha por Daniel era solo una parte de una historia mucho más grande, una historia llena de secretos y misterios que aún estaban por revelarse.