Chu Xin extendió su mano y agarró el cuerno de cinco colores cortado, jugueteando con él de un lado a otro.
Todavía había rastros de relámpago de cinco colores que persistían en el cuerno, pero no era suficiente para dañar a Chu Xin.
—Tan hermoso.
La alegría llenó los ojos de Chu Xin.
Aunque había muchos tesoros hermosos en el Anillo Sumeru, esos le fueron dejados por su padre, y este cuerno de cinco colores era el primer tesoro hermoso que había obtenido por sí misma.
—Me pregunto si este hermoso cuerno serviría para hacer una sopa sabrosa.
Mirando el cuerno en su mano, Chu Xin cayó en un pensamiento profundo.
—Mejor no, este cuerno es demasiado bonito para comerlo.
Después de considerarlo, Chu Xin finalmente abandonó la idea de usar el cuerno de cinco colores para hacer sopa.