—¿Solo aguanta y terminará?
Long Yusheng y los demás estaban sin palabras. ¿Esto era algo que la gente decía?
—¡Rugido!
Los dos Demonios de Sangre, casi enloquecidos por el tormento, golpeaban furiosamente la Barrera de Array Mágico, sin esquivar ni defenderse de los ataques del Array.
Parecía que, incluso si el Array los hería gravemente, aún lo romperían lo más rápido posible.
Estos dos mocosos eran demasiado irritantes, no se detendrían hasta que fueran cortados en pedazos y comidos poco a poco para calmar su profundo resentimiento.
—¡Ah! No hay más Piedras de Formación.
Después de varios intentos más, Chu Xin se rascó la cabeza, parpadeando con sus grandes ojos mientras miraba a los dos Demonios de Sangre atacando frenéticamente la Barrera de Array Mágico, y murmuró: «Estos dos grandes monstruos feos sí que tienen la piel gruesa».
—Hermana, ahora solo podemos luchar.
Chu Chen parpadeó sus grandes ojos, frotándose los puños y las palmas, ansiosa por intentarlo.