Alitzel Williams miró con furia a su hijo, ninguno lograba darle paz mental.
Joy Ward bajó la cabeza y suspiró suavemente, sus ojos centelleando con profunda tristeza e impotencia. —Tía, no los culpes, soy yo la que no es suficientemente buena.
Mientras hablaba, las lágrimas continuaban girando en sus ojos, su comportamiento triste y angustiado pero aun así defendiéndolos, despertando lástima en el corazón de Alitzel.
Tal niña buena, y sin embargo, no la aprecian.
—Joy, no estés triste, sabes que Waylon se trata todo acerca de su trabajo, es simplemente insensible. Eres tan genial; dale algo de tiempo, y él verá tu valor.
Joy Ward solo pudo morderse el labio y asentir, sus ojos llenos de tristeza.
Tras un momento de silencio, viendo la atmósfera incómoda, Alitzel intentó cambiar el tema. —Por cierto, Joy, debo agradecerte. Gracias a ti, el anciano está mucho mejor ahora; todo es tu mérito, eres una gran benefactora de nuestra Familia Lewis.