—Valentina golpeó el suelo con el pie, tironeando a Joy Ward y preguntando —Joy, ¿por qué acabas de ser tan amable y educada con ella? Una mesera así debería ser despedida por el gerente.
—¿Eres idiota? Te habrían echado antes de despedirla a ella. El Emperador Perry tiene sus propias reglas, los alborotadores, independientemente de su estatus, son todos expulsados sin excepción —respondió Joy Ward.
El corazón de Valentina River se tensó —Entonces justo ahora...
—En el Emperador Perry es mejor que te comportes y no me causes ningún problema, o puedes rodar fuera de aquí temprano —dijo Joy Ward enojada—, estaba harta de tener a una tonta a su lado, si no fuera porque era algo útil, habría querido que se fuera lejos.
Valentina River, al mirar a los fornidos guardias de seguridad vestidos de negro parados cada dos metros en el espacioso corredor, no pudo evitar sentir que su corazón latía fuerte.
Si la expulsaran en tal escenario, realmente perdería toda su cara.