—¿Joy Ward? Desde luego tienes un gran destino, aún no asesinada por Weston Morris —Joy alzó inconscientemente su mano hacia su rostro cubierto por el velo, el cual ocultaba una cicatriz recién curada que atravesaba su mejilla derecha, arruinando la estética de toda su cara.
El odio llenó los ojos de Joy. La droga que Hope Williams le dio a Weston Morris no fue fatal en absoluto, y una vez que él recuperó la conciencia, la castigó severamente por fingir desmayo.
Desfiguró su rostro.
Todo por culpa de esa odiosa Hope Williams.
—No te regodees, hoy es tu día para morir —siseó Joy fríamente—. Hazlo.
—¡Waylon Lewis, estoy aquí, sálvame! —Hope Williams miró hacia atrás y gritó con todas sus fuerzas—. En el momento en que otros miraron hacia atrás, Hope giró e inmediatamente corrió en la dirección opuesta.
No podía derrotar a tantos, y ser capturada significaba un callejón sin salida, así que su única opción era correr.