—Honestamente, soy yo, Waylon Lewis, quien no te merece, Hope Williams —Waylon Lewis se inclinó y la besó suavemente entre las cejas—. Estoy muy agradecido, agradecido de que me hayas elegido.
—Deberíamos estar agradecidos de que ninguno de los dos perdimos al otro —Hope Williams sonrió.
Waylon Lewis soltó una risa baja y la atrajo hacia sus brazos.
—¿Hasta qué punto se ha extendido este rumor ahora dentro de la empresa?
—Se está manejando.
Waylon Lewis acababa de terminar de hablar cuando sonó su teléfono celular, y sin evitar a Hope Williams, contestó la llamada.
—Jefe, se ha encontrado a la persona que difunde los rumores. Todo lo que sabe se lo dijo un sirviente de la antigua residencia —dijo el interlocutor.
—Averigua todo sobre ese sirviente.
—Sí, jefe —respondió la voz al otro lado de la línea.
—¿Deberíamos detener al sirviente primero?
—Todavía no —dijo Waylon Lewis con seriedad—. No alertes a la serpiente golpeando la hierba.