—Vivia Fuller se encogió de cuello, mirando aterrada en dirección al sonido.
—Vio a un hombre de cabello plateado recostado perezosamente en un sofá individual, con un hombre yaciendo frente a él, retorcido y torturado más allá del reconocimiento, debajo de él un rastro de sangre, el aire espeso con el hedor a sangre.
—¡Ah! —Se cubrió la boca, pero no pudo evitar gritar.
—Vivia Fuller nunca había visto una escena así antes, y eso le debilitó las piernas de miedo.
—El ruido sobresaltó al hombre, quien miró de reojo, sus profundos y oscuros ojos llenos de indiferencia. Asintió ligeramente, y dos hombres de negro arrastraron a Vivia Fuller y la colocaron frente a él.
—Vivia Fuller de repente cayó de cara en aquel serpenteante rastro de sangre.
—Sus manos estaban cubiertas de sangre, y su vestido de colores claros estaba completamente manchado; mientras limpiaba frenéticamente su vestido intentando quitar la sangre, solo se extendía más.