Grace Gray se quedó allí unos segundos, aparentemente conflictuada.
En silencio, sacó su billetera de su bolso y comenzó a sacar todas las tarjetas, como si tomara una decisión difícil, y las colocó sobre la mesa.
—Tía, no he tocado el dinero que me diste. Planeaba ahorrarlo y eventualmente devolvértelo, pero ya que lo mencionaste hoy, lo devolveré ahora. Lo siento mucho, tía Williams, por causar problemas, me voy.
—Esto... —Alitzel Williams recogió las tarjetas de la mesa, sin palabras—. No te vayas, ¿no has tocado nada de este dinero?
Grace Gray mordió su labio inferior, sus ojos llenos de lágrimas mientras asentía.
—Sé que has sido muy buena conmigo, tía Williams, y no me atrevo a pedir más. Te estoy devolviendo todo esto.
Alitzel Williams quedó en silencio, la culpa evidente en sus ojos. Le estrechó la mano a Grace con más fuerza.