Al día siguiente, Waylon Lewis no pudo soportar más la tortura ruidosa de los dos pequeños y los envió a ambos a la vieja mansión.
—¡No nos llevas a encontrar a Mamá, mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Perrito! ¡Perrito!
Waylon Lewis estaba cargando a uno de los pequeños, furioso y moviendo sus pequeños puños para golpearlo.
—Jugasteis hasta tarde anoche antes de dormir, ¿y todavía tenéis la cara para decir eso?
—Hmph, mentiroso, ya no te hacemos caso. —Luke giró la cabeza lejos de él.
—Perrito tramposo, ya no escuchamos a papá. —Willow se puso con las manos en la cintura, girando la cabeza hacia el otro lado, completamente lista para romper relaciones con Waylon Lewis.
—Chhh... —Wyatt Lewis no pudo aguantarse y se rió tanto que sus hombros temblaban.
Waylon Lewis se frotó el entrecejo, miró su reloj y dijo:
—Tengo cosas que manejar en la empresa, quedaos aquí, vendré a recogeros luego.
—No vengas a recogernos, ya no te queremos. —Luke y Willow dijeron.